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En la mitología nórdica, las valquirias sobrevolaban las batallas en caballos alados o cabalgaban a lomos de lobos, seleccionando entre los hombres aquellos que deben vivir o morir para después acompañar a los elegidos hasta el Valhalla. En este palacio majestuoso construido junto a la residencia de Odín, los guerreros, comían carne de jabalí, bebían hidromiel y peleaban entre ellos preparándose para la gran batalla del fin del mundo. No había mayor gloria para un hombre que morir en combate y ganarse la recompensa de disfrutar de esta divina cena. Así que nada mejor que una valquiria para ayudar a los hombres a conquistar el planeta Marte, nombrado así en homenaje a otro dios guerrero y fiero como Odín. Pero aunque esta dama no viste túnica blanca ni posee la belleza de las cuidadoras del Valhalla, si consigue el objetivo para el que ha sido diseñada, tal vez también se convierta en inspiración para algún compositor como ya lo fueron sus divinas predecesoras para Richard Wagner.
Con más de metro ochenta de estatura y 125 kilos de peso, la robot humanoide de la NASA tiene más hechuras de luchador grecorromano que de grácil doncella. Una complexión que le será muy útil para moverse en los hostiles ambientes que la esperan en Marte. La Agencia Espacial Americana, que planea enviar astronautas al planeta rojo en el año 2030, pretende conseguir que varios robots como Valkirye aterricen allí antes de la llegada del hombre para preparar el terreno y ayudarles después en distintas tareas. El desafío es mayúsculo, puesto que son muchas las dificultades deben encararse: el robot debe tener suficiente estabilidad para trabajar en terrenos abruptos, capacidad para recibir órdenes salvando la distancia entre la Tierra y Marte, así como cámaras y sensores muy precisos para realizar tareas de forma autónoma. La robótica, sin embargo, no ha alcanzado todavía el nivel requerido para llevar a cabo algunos de estos desarrollos, de ahí que la NASA haya puesto en marcha una ambiciosa competición en la que están participando varios de los equipos de investigación más avanzados del mundo. Es el Space Robotics Challege, dotado con un millón de dólares de premio. Los participantes tendrán que programar una Valkyrie virtual para completar una serie de tareas como alinear correctamente un módulo de comunicaciones o reparar un panel solar después de una de las terribles tormentas de polvo que son habituales en Marte.
Taskin Padir, profesor de ingeniería eléctrica y computacional en la Northeastern University, lidera uno de los equipos implicados en el proyecto. El profesor Padir está convencido que de su Valkirye será decisiva en la conquista de Marte y que la robot conseguirá los objetivos marcados por la NASA, aunque no se atreve a dar una fecha precisa. “Algunos días pienso que estamos tan cerca de lograrlo que imagino que al día siguiente todo estará resuelto. Pero otras veces lo veo demasiado lejos. Pero estoy seguro de que un día, una de sus descendientes, será capaz de viajar a Marte y realizar todas estas duras tareas”.
Texto: José L. Álvarez Cedena
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